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“soñamos con lo que deseamos… acaso no existe un samurái que no quiera ser el dueño de un castillo”
Capitán washizu

Trono de sangre, una de las adaptaciones a cine del clásico de la literatura mundial de William Shakespeare “Macbeth”, es una de las obras más representativas del director Akira Kurosawa. Sus actores, puesta en escena y ambientación musical dejen entrever un fino retrato del Japón feudal, cuyos pincelazo artísticos dan un toque dramático a cada escena. El sentimiento de odio y desesperación hacen participes al espectador en cada uno de los símbolos milenarios propuestos por Kurosawa para reforzar el papel de cada personaje. Es así como juegan y confluyen muchos elementos que le dan a este film una categoría sobresaliente frente a los críticos de cine.

En este film realizado en el año 1957 nos trae el dilema del honor y la amistad cegados por la ambición y el poder, llevando consigo la traición y sangre. La obra inicia cuando el capital Washizu (interpretado por el histórico actor Toshiro Mifune) y su amigo Miky, después de resistir y ganar valerosamente una invasión que le acechan a su señor feudal, van de camino al castillo de su señor y se encuentran en el bosque de las telarañas a un espíritu que les profesa a cada uno un futuro promisoriamente sangriento lo que lleva, como conclusión, a un tramado de deslealtad y muerte. Es así como los hilos de este film paso a paso van tejiendo el desenlace de esta visión, con pequeños ingredientes de mística y tradición asiática, que dejan en el espectador asombro y desconcierto sobre el papel que tiene el poder cuanto destruye progresivamente la dignidad y orgullo de un samurái.

De la misma forma, nos trae esa imagen del hombre valeroso que cede sus principios de honorabilidad ante los consejos ambiciosos de su mujer la cual siempre le recalca que “un hombre no es hombre, sin ambición”, y motivado por esta sed de ambición es llevado sedado a cometer verdaderas atrocidades que le llevan a ser el nuevo señor del castillo matando a su propio señor feudal y posteriormente a su amigo Miky.

Es así como el personaje del capitán Washizu muere en su soledad, traicionado por sus “leales súbditos” por el sentimiento de justicia que el nunca pudo alimentar cegado por la ambición. Es pues, el fin de su camino al trono de poder, o porque no decirlo a su trono de sangre.

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