“Esta es una historia simple, pero difícil de contar. Como una fábula, está llena de dolor… y, cómo una fábula, también llena de maravillas y felicidad” BENIGNI
Pensemos un momento de qué tratan las “bromas” que oímos a diario… hablan de gordos, mancos, cojos, y de cómo sus vivencias son usadas para sacarnos una sonrisa. Pues bien, Benigni con una actuación y dirección impecables, nos lleva a reírnos de la cruel realidad, a burlarnos de la intolerancia, del genocidio y de la vida. Cada escena es una mezcla de sentimientos encontrados, reiterando asombrosamente que la realidad supera la ficción y que es la misma vida la que nos hace reír amargamente y derramar lágrimas de felicidad.
A lo largo de la historia los judíos han cargado la cruz de ser el pueblo que dio muerte a Jesucristo, el hijo de Dios para “la raza superior” de los cristianos. Los católicos, “por designio directo de Dios”, han perseguido y humillado a los israelitas durante las diferentes guerras santas, cruzadas e inquisiciones, por considerarlos de sangre impura y por creer que su misión en la Tierra es la de borrar la mancha del pecado del mundo.
El fanatismo religioso de las masas ha sido presa fácil para los siervos de Dios de más alta jerarquización o simplemente para los que ven en las creencias una forma de excusar los crímenes más atroces con los objetivos más sucios. Las ansias de poder, de riqueza o simplemente de popularidad, nos ha situado en un mundo lleno de intolerancia, en donde se odia a la persona diferente a nosotros mismos ya sea por su color, origen o creencias.
Actualmente se están conmemorando los 500 años de la evangelización de América; 500 años del más grande genocidio conocido en la historia, 500 años de intolerancia, 500 años de haber sido “bendecidos por Dios” con la misión de erradicar a cualquiera que se dignase a dudar de las santas leyes divinas. Pues hoy los invito a la desevangelización, a pensar por nosotros mismos, a conocernos y descubrir que es lo que creemos “bueno” y “malo”, dejando a un lado la carga cultural de nuestros antepasados.
¿Qué es lo que hace bella a la vida? En medio de tanto horror, intolerancia, masacres, violencia; siempre hay algo, por pequeño que sea, por simple que parezca, que nos hará pensar, al menos momentáneamente, y cómo si fuera un delirio febril, que hay esperanza y que vale la pena luchar por mantener ése pedacito de felicidad en el mundo real. Porque cada vez que a nuestra mente llegue ése magnánimo recuerdo, con un suspiro musitaremos: “la vida es bella”.
VICTORIA NOBI